EL ESPIRITU SANTO DE DIOS..ENTONCES CONOCERÉ TU CONSUELO (DE CORAZÓN)
- Mau mestre
- 29 mar 2019
- 7 Min. de lectura

El Espíritu Santo ya esta aquí. El bajo del cielo en la Aposento Alto en Pentecostés. Y el nunca se ha ido!
Jesús prometió, Y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros. Juan 14:16.
pero vosotros lo conocéis
La iglesia habla mucho acerca del Espíritu. Enseñamos una doctrina del Espíritu Santo.
Hablamos acerca de ser llenos con el Espíritu, caminar y vivir en el Espíritu, tener los dones del Espíritu, recibir consuelo del Espíritu.
Pero es posible conocer todas las doctrinas del Espíritu Santo y aun no conocerle a el. Si yo te preguntara, Recibiste el Espíritu Santo
Algunos dirían, Si, yo recibí el Espíritu cuando Jesús me salvo. Fue el Espíritu Santo quien me trajo al reino de Cristo. Otros contestarían, Si, he recibido el Espíritu, porque hable en lenguas cuando el entro a mi vida.
Yo oro en el Espíritu, y las lenguas son la evidencia que le he recibido.
Sin embargo, recibir el Espíritu es más que una sola experiencia. La palabra “recibir” significa “echar mano de aquello que es dado.” En resumen, recibir es desear una capacidad expandida para mayor conocimiento de quien es el Espíritu y de que se trata su ministerio. De hecho, el Espíritu Santo no es recibido por alguien hasta que se le permite tomar completo control del templo de esa persona. GOBERNADOS POR EL.
Sabemos que el Espíritu Santo esta aquí en la tierra y que el nunca se ha ido. Sabemos que él mora en nosotros, haciéndonos su morada, nuestros cuerpos convirtiéndose en su templo. Sin embargo, la mayoría del tiempo vivimos como si el Espíritu estuviera en algún lugar en el cosmos, no en nuestro medio o dentro de nosotros.
Lo cierto aquí es que el Padre no envió su Espíritu para demostrarnos cuan interesado él esta en cada aspecto de nuestras vidas. El Espíritu Santo fue enviado como nuestro amigo, nuestro consolador, nuestro guía. En vista de este sorprendente hecho, la pregunta para cada uno de nosotros es, ¿cuan bien conozco yo al Espíritu? Realmente lo conozco en estas formas?
Jesús aclara que el Espíritu Santo debe ser para nosotros todo lo que Cristo fue a sus propios discípulos cuando el estaba aquí en la tierra.
Jesús le dice a todo aquel que le sigue, “No los dejare sin consuelo.” El nos esta diciendo, en otras palabras, “Les envío a Uno quien los defenderá y guardara. No los dejare impotentes, vulnerables a los engaños de Satanás. Regocíjense, porque les estoy enviando a Uno que el poder del cual es mayor que cualquier otro poder en el universo.
Simplemente, yo conozco el Espíritu Santo por los cambios que él esta obrando en mí. Yo no conozco el Espíritu meramente al mirar los cambios que el ha hecho en otros. Puedo verlo reflejado en mis hermanos y hermanas, pero yo conozco al Espíritu solo por su obra en mi propia vida. la uncion produce estos cambios en Mi persona.Su Presencia.
Como puedes ver, la obra que el Espíritu Santo hace en nosotros es tan personal. Mi cuerpo es su templo, y en mi, el ministra diariamente nuevas revelaciones de Cristo. Es su obra que me ha hecho volverme del mal, a tener hambre y sed de justicia, a ansiar continuamente, Ven, Señor Jesús.
Cuando nosotros conocemos su ministerio y creemos que él esta obrando en nosotros, entonces somos capaces de elevarnos por encima de las pruebas y los temores. Su ministerio hasta nos permite mirar la muerte de frente y mantenernos llenos de esperanza y gozo.
Jesús llama al Espíritu Santo “El Consolador.” Es una cosa conocer al Espíritu Santo como nuestro Consolador. Pero también debemos saber como el nos consuela, para que podamos distinguir cual consuelo es de la carne y cual es del Espíritu.
El Espíritu Santo no nos consuela manipulando nuestros sentimientos. Su forma de consolar es GRANDEMENTE diferente y es detallada claramente en la Escritura. No importa cual sea el problema, prueba o necesidad, su ministerio e consuelo es llevado a cabo al traer verdad: el Espíritu de verdad… Juan 14:16.
El hecho es, nuestro consuelo viene de lo que sabemos, no del que sentimos. Solo la verdad predomina los sentimientos. Y el ministerio consolador del Espíritu Santo comienza con esta verdad fundamental: Dios no esta enojado contigo. El te ama.
y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5
Una carga insoportable puede ser ocasionada por temor, vergüenza, tristeza, aflicciones, tentaciones, desanimo. Pero, sin importar la causa, el consuelo es necesario.
“Nada puede separarte del amor de Dios.”
Esta verdad rápidamente se convierte en un chorro de agua viva, llevándose cada tropiezo. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26,
En esta forma, el Espíritu Santo juega una parte central en nuestra adopción de hijos al Padre. El Espíritu es el maestro en nuestro diario caminar con Cristo, y nosotros somos sus estudiantes. Y el nos enseña que somos adoptados. Nosotros somos la familia de Dios, sus hijos e hijas.
Es el Espíritu Santo quien clama de nosotros, “Recuerda lo que Jesús dijo: tu eres un hijo, una hija del Dios Todopoderoso. Tú tienes un Padre en el cielo que te ama. Así que recuerda quien eres. Tu no estas solo. Mantén las palabras de Jesús en tu mente: ‘Dios te ha amado, tal como me ama a mi.”
El enemigo puede entrar como una inundación sobre mí, llevándome bajo temor, culpa o estrés. Pero yo puedo ir en oración inmediatamente: “Espíritu Santo, minístrame ahora, enséñame, hazme recordar. Recuérdame las promesas de Jesús acerca de mi seguridad como hijo de Dios.”
El Espíritu entonces clama en mi, “Recuerda a Abba, tu Padre. Tu eres justificado, y tienes acceso a el. Ahora, clama de tu alma esta proclamación: “Yo soy hijo de Dios. ¡Ahora yo camino en el Espíritu de hijo!”
“Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12. “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios…” Romanos 8:14.
Si yo creo la Palabra de Dios, y yo confío en Cristo, entonces sin importar como me siento el Espíritu de Cristo en mi aun esta respirando vida a mi alma. Dios aun me esta amando, y el Espíritu esta aun obrando.
Una guerra interna aun ruge dentro de nosotros. Cada cristiano puede decir, “Yo se que Dios me ama. Lo conozco como mi Padre, y yo se que soy su hijo. Yo se que soy justificado a los ojos de Dios, y tengo acceso a mi Señor. Pero aun hay una guerra dentro de mí. Aun lucho contra pensamientos carnales, contra horribles tentaciones. Y esta guerra nunca parece terminar.”
Amado, esta guerra es una realidad para cada cristiano. Pensamos cosas que no son dignas de Cristo. Miramos cosas que no debemos, somos tentados por cosas que no debiéramos ser tentados, escuchamos cosas a las cuales no debemos prestar oído. Y todo esto nos hace sentir indignos e impuros.
Estas batallas pueden ser tan intensas y tan frecuentes, que a veces sentimos como que estamos perdiendo la guerra. Hasta el apóstol Pablo se sintió así, gritando en angustia: “¡Miserable de mí! Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Romanos 7:24.
Sin embargo, en contesta a nuestro clamor, el Espíritu Santo viene con verdad que trae consuelo: “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.” 1 Corintios 10:13.
Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera.1 Pedro 4:12.
porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4.
La razón por la cual tu carne se ha levantado la razón por la cual Satanás te ha inflamado es porque tú has invitado al Espíritu dentro de ti y que tome control. Es tan simple como eso: tú estas siendo tentado porque el Espíritu ha estado haciendo cosas maravillosas en ti. Y su obra ha despertado la ira de Satanás.
Cierto, que tu carne es enemistad contra el Espíritu. Pero el Espíritu Santo es más que vencedor sobre tu carne. Nosotros sencillamente tenemos que darnos cuenta que esta batalla nunca va a terminar en nuestra vida. Por eso es que Pablo nos da estas palabras: “Dios juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.” 1 Corintios 10:13. Aquí otra vez esta la verdad del Espíritu Santo que nos trae consuelo: Tenemos un escape de cualquier temor de ser vencidos.
Esta verdad nos muestra tres cosas importantes, cosas que debemos pedirle al Espíritu que nos recuerde:
“Mi guerra interna es una lucha común para todos. Por lo tanto, no voy a tragarme la mentira de que soy un extraño, impuro hijo de Dios.”
“Debo siempre estar conciente debo mantener un sentir continuo que Dios me ama tanto que el me ha dado su propio Espíritu. El es tan tierno y se preocupa tanto por mi, que el ha enviado el Espíritu Santo para que pelee mis guerras. El Espíritu no ha venido como algún espía, investigándome para encontrar iniquidad. El solo tiene mi bien, mi beneficio, en mente.”
“Debo echar fuera toda condenación. Tengo que pedirle al Espíritu que traiga a mi mente las palabras de Pablo: ‘Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.’ Romanos 8:1.”
“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Romanos 8:26.
La Biblia nos ha dicho, “El mundo no conoce a Cristo. Y ellos no le recibirán. Pero tu lo conoces a el.
En esta etapa de mi vida y ministerio, una de mis mayores retos tiene que ser que yo mantenga mi vida de oración, diaria constante fluyendo en todo tiempo, Cuando descuido la oración, contristo el Espíritu de Dios en mí. Si, es posible para nosotros contristar al Espíritu Santo. Pablo alude a esto cuando escribe, Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, Efesios 4:30.
Ciertamente, el Espíritu comparte el dolor de Dios por la incredulidad y falta de oración de su pueblo. Considera solo unas cuantas maneras poderosas en que el Espíritu Santo juega un papel en nuestras oraciones:
Es durante la oración que el Espíritu Santo manifiesta la presencia de Cristo en nosotros.
Es durante la oración que el Espíritu sella las promesas de Dios en nuestros corazones.
Es durante la oración que el Consolador pronuncia esperanza a nosotros.
Es durante la oración que el Espíritu suelta ríos de consuelo, paz y descanso en nuestra almas.
En Estos Tiempos, mi oración es esta, “Espíritu Santo, mantenme en comunión cercana con Jesús. No me permitas descuidar mi tiempo a solas con Aquel que ama mi Corazon. Mantenme sobre mis rodillas, vigilante, en adoración diaria a ti ante tu altar,
Entonces conoceré tu consuelo ...
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